El calendario de uso más difundido entre los antiguos mexicanos fue el que los Nahuas del centro del país llamaron Tonalpohualli, que significa, literalmente, la cuenta de los años. Todo estrato social se servía de este calendario de 365 dias, dividido en 18 meses con únicamente 20 días cada uno, más un último mes de tan sólo cinco, de nombre nemontemi, ligando los días primero y último de cada año.
Las veintenas, como dije, eran 18, y cada uno de sus veinte días tenía el nombre de un signo zodiacal. El zodiaco mesoamericano contaba con 20 signos, cada uno con un diós "cargador" (que lleva cargando el signo en la espalda), o patrono, cuya personalidad y simbolismo determinaba en gran medida el tipo de día, de mes, o de año al que un signo zodiacal diera su nombre.
Los 18 meses del tonalpohualli se encontrsaban divididos es dos grandes estaciones marcadas por un fenómeno natural muy regular y y predecible en una medida aceptable: la lluvia. En la mayor parte del territorio mesoamericano, la lluvia comienza a caer a finales de marzo, principios de abril, preimero algo tímida, ligera, intermite; luego un poco más frecuentemente. Luego hace una pequeña pausa a pricipios de junio, sólo para arremeter con fuerza un par de semanas después y entrar de lleno a la estación lluviosa, que trae tormentas y chubascos durante los meses de julio, agosto, dónde alcanza su climax para comenzar a decrecer en fuerza y frecuencia a partir de la segunda mitad de septiembres. En un año regular, las lluvias habrán cesado a princiopios del mes de octubre, completando así, un húmedo ciclo de medio año (seis meses actuales de 30 ó 31 días, ó 9 meses antiguos de 20 cada uno). La estación de lluvias era equiparada, en la antigua mente colectiva mesoamericana, con todo lo femenino, lo obscuro, naturalmente lo acuoso, era el paso del sol por el inframundo tras su recorrido diario por el cielo azul y tras penetrar en el horizonte (mar o tierra). De manera última, la estación lluviosa era asemejada a la noche, por lo que el principio de dicha estación representaba al atardecer, mientras que el final de la misma emulaba los últimos momentos de la noche, justo antes de amanecer. Esto explica que al principio del año, en Ochpaniztli, se celebrara a la hermosa Xochiquetzal siendo fecundada por el coyote transgresor del paraíso,en representación del sol penetrando en la tiera, terminando así, el plácido paraíso que supone la tarde, para entrar de lleno a la obscura y acuática noche, vía el oeste, el rumbo del universo que era femenino por excelencia, cómo la noche, las humedades, y el medio año lluvioso.. En náhuatl, la palabra "oeste" significa, literalmente, "el rumbo de la mujer", cihuatlampa.
En términos productivos, las dos mitades en que estaba dividido el año, eran extrañamente complementarias. La mitad femenina - nocturna - acuática del año estaba dedicada a la siembra y cuidado de la planta de maíz, cuya siembra precedía, y en muchos casos, precede por poco a la temporada de lluvias, la cual asegurará el crecimiento de las matas a lo largo de la estación de lluvias, que concluye poco después del equinoccio de otoño, cuando las doradas mazorcas, equiparadas con el sol, se encuentran listas para ser cosechadas, marcando así, el inicio de la segunda mitad del año, la mitad solar - masculina - seca, en que el maíz sería consumido. En reciprocidad, a lo largo de la estación seca se producía el pulque, bebida fermentada de color blanco íntimanete relacionada con la luna. Esta bebida era producida durante la estación seca, para ser consumida durante la estación de lluvias, en particular durante la segunda y tercera veintenas de esta estación, denominadas Téotl Eco y Tepeílhuitl, respectivamente, o de otra forma, Pachtontli y Huey Pachtli, las fiestas menor y mayor del pachtli, una plantita trepadora, similar al heno que cuelga de los árboles en México la mayor parte del año y que estaba misteriosamente relacionada con el pulque, aunque hoy por hoy se ignora a ciencia cierta el porqué, tal vez era usada en algún punto durante la preparación del mismo. Pachuca, ciudad pequeña a tan sólo cincuenta minutos de la antigua ciudad de tenochtitlan, debe su nombre al Pachtli. Curiosamente, y a nivel de mera leyenda urbana, es costumbre entre muchos pachuqueños, y no sin singular dejo de orgullo, contar que el pulque fue inventado precísamente en esta región del país, lo cual no puede ser completamente probado, pero tampoco descartado. De cualquier forma, si la ciudad de Pachuca, o de hecho que el estado de Hidalgo en si, resultase no ser la gloriosa cuna del pulque, a la fría luz de los hechos, si ostenta el nada glorioso título de ser el estado más alcohólico a nivel nacional. La estación de lluvias era la época del año en que se producía la solar y consistente mazorca de maiz, mientras que se consumía el pulque. Paralelamente, aunque en sentido contrario, durante la estación seca se producía el lunar y líquido pulque, y al mismo tiempo se producía el maíz, que sería consumido a lo largo de la estación siguiente.
La recolección del maíz marcaba el inicio de la estación diurna- masculina - seca del año, que tenía lugar a finales del mes de septirmbre El diós del maíz, al igual que los dioses del sol, tiene cabellos rubios y lleva el rostro pintado de rojo
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